De Sri Lanka a Tarifa, las Azores o Bali. Del tiburón ballena mexicano al chapuzón de vértigo en Gales. Sobre tabla, con casco y aletas, bombona o a pulmón, en ríos, mares, lagunas… Los deportes acuáticos más excitantes tienen su meca.
1. Parapente acuático (Maldivas). Es un destino mundial de playas, snorkel, cócteles en la orilla… Pero hay otra manera de apreciar la hermosura de las aguas de Maldivas: desde el aire. Y el parapente acuático (o parasailing) es una opción inmejorable. Uno o dos pasajeros pueden elevarse sobre las aguas en este paracaídas enganchado a un barco, con toda la seguridad y sin maniobras de riesgo. La tarifa depende del tiempo y de la opción (más cara al atardecer para inmortalizar a 200 pies de altura las puestas de sol). Muy importante no olvidarse la GoPro en la frente para captar perspectivas inéditas y los matices cromáticos de algunas de las 1.200 islas de coral agrupadas en cadenas de atolones.
2. Snorkel (Riviera Maya). Pocas experiencias bajo el agua como la de nadar plácidamente junto al enormetiburón ballena, el pez más grande del mundo. Sin peligro de ser tragado o absorbido, en Holbox (México) han hecho de esta experiencia un filón. La isla está separada del continente por una laguna, poblada de flamencos y pelícanos, y cientos de turistas procedentes de Cancún o Isla Mujeres completan su viaje con un baño junto al escualo y cuya envergadura, aunque no muerda y solo se alimente de plancton y krill, intimida: supera los 10 metros. El precio, con lancha y picnic a bordo, desde 120 euros. Más información en www.cancun.travel/es
3. Kitesurf (Tarifa). Uno sabe que ha llegado a Tarifa cuando de la brisa marinera se pasa al fuerte viento. De Levante o de Poniente, pero barriendo sus playas atestadas de fanáticos del kitesurf. Un deporte que exige vientos recios y olas continuas para manejar la cometa que se impulsa con los primeros y la tabla que se desliza sobre las segundas. Los arenales más apreciados son las de Bolonia, Los Lances y Punta Paloma. Ahora, además, Tarifa se ha convertido en escenario habitual del strapless, una modalidad con tabla pero sin atadura a los pies que acaba de celebrar su primer campeonato del mundo. La localidad cuenta con más de una docena de escuelas de kite. Más información en www.cadizturismo.com.
4. Flyboarding (Ibiza). Despegar y volar varios metros por encima del agua durante unos minutos. Eso es el flyboard, lo último en deportes acuáticos extremos. Subido a una tabla y con los pies sujetos con un sistema de arneses, un chaleco salvavidas y un casco, uno consigue alcanzar hasta 10 metros de altura propulsado por el agua que despide el tubo de escape de una moto de agua. Una experiencia salvaje que le sienta como un guante a Ibiza, donde tienen cabida todo tipo de excentricidades. Distintas compañías lo ofrecen (una media de 20 minutos cuesta 60 euros) en playa d’en Bossa y Cala de Bou. Más información en www.ibiza.travel/es
5. Buceo (Azores). Estas islas portuguesas ofrecen maravillosos y únicos fondos donde bucear. Costas rocosas, batidas por el mar y mecidas tanto por el célebre anticiclón como por la corriente del Golfo que ofrecen ecosistemas de naufragios y paredes de orografía caprichosa repletas de pargos, pulpos y barracudas, aparte de calderones, cachalotes, tiburones mako y miríadas de delfines. Se cifran en once los puntos de mayor atractivo para el buceo, destacando el Banco Cóndor. Más información en www.visitazores.com
6. Coasteering (Gales). Pocas actividades disparan la adrenalina tanto como esta mezcla de escalada, rafting, kayaking y tirolinas y hasta algún deporte más como la espeleología si hay cuevas cercanas donde se escala una pared en vertical (un desfiladero marino con varios grados de dificultades y vías abiertas, de ahí su nombre) para después lanzarse desde una gran altura al mar que bate bajo los pies. En la recortada y abrupta sierra de Gales se hallan algunos de los puntos calientes de esta nueva modalidad que agrupa muchos deportes en uno. Más información en www.visitwales.com
7. Vela (Oslo). El bello fiordo de la capital noruega no tiene por qué ser sinónimo de rompehielos y gélidos paseos en barco con pocas horas de luz diurna. Un puñado de empresas ofrecen divertidos cruceros y singladuras de lo más variopintas, ya sean cuatro o 200 los pasajeros (eso sí, la mayoría entre mayo y octubre). A bordo se ofrece la posibilidad de pescar, visitar fiordos cercanos, almorzar y cenar a la luz de resplandores boreales… Las salidas se realizan desde Rådhusbrygge 2 o Aker Brygge, muelle repleto de restaurantes donde degustar salmones y cangrejos gigantes. La opción más económica son los ferries que permiten bajar y subir de las islas cercanas. Más información en www.visitoslo.com/es/
8. Piragüismo (Alaska). La ciudad de White Horse, en la Alaska canadiense, supone un buen punto de partida para practicar canoening (más tranquilo) o kayaking (más emocionante). A la vieja manera de los esquimales o inuits, ambos representan la mejor manera asomarse a los bosques de coníferas, los grizzlies y águilas calvas, las cumbres nevadas, los glaciares eternos… Varias empresas ofrecen tours de una jornada a varios días. Otra estimable opción es viajar hasta Anchorage para hacer planes, o hasta Janeau, la capital de la zona estadounidense, y desde allí echarse a las aguas del impresionante lago Chilkoot. | www.travelalaska.es/.
9. Windsurf (Fuerteventura). Soplan de lo lindo los alisios (norte y noroeste) en esta árida, volcánica y plana pata de jamón (a decir de los símiles que los geógrafos pusieron a la isla). Azotan sobre todo en Sotavento y Costa Calma (zona de Jandía), auténticas mecas en Europa para los amantes del windsurf, si bien en la zona del norte, en Corralejo (con Isla de Lobos enfrente), también rachean fuertes y sostenidos eolos para su práctica. Para que se den los perfectos spots, también ayuda el viento terral, fuerte y constante procedente de la orilla y que genera gran propulsión en las velas. Más información en www.holaislascanarias.com
10. Rafting (Valencia). Aguas bravas y descensos que quitan el hipo. Es un placer bajar algunos tramos del río Cabriel (Venta del Moro, Tamayo) con la pandilla de amigos o en familia. Más de 20 kilómetros de rápidos que negociar con pericia encima de la balsa neumática y con parajes con nombres tan esclarecedores como Caos, El Paredón o Purgatorio, tramos encajonados entre gargantas y muros de piedra de más de 100 metros de altura en pleno Parque Natural de las Hoces del Cabriel. Para los menos audaces, también hay rafting familiar de dos horas donde se alternan descensos y juegos. Más información en comunitatvalenciana.com
11. Surf (Bali). Repuestos de los contratiempos del pasado de atentados y tsunamis, la joya del sureste asiático es sinónimo de perfectos tubos y maravillosos spots para gozar del surf. Al sur de esta isla de Indonesia se concita una atmósfera cosmopolita y un happenning brutal de tablas y buen rollo. Los nombres de lugares como Padang Padang, Uluwatu, Kuta y Canggu están grabados a fuego por los tamañeros (amantes de olas grandes) de medio mundo, así como de principiantes. En todos los enclaves la oferta va desde el alojamiento económico y mochilero hasta los grandes spas y resorts donde destensar músculos tras unas horas en el agua. Más información en www.balitourismboard.org
12. Subwing en Grecia. El (pen)último paso y la postrera innovación en deportes acuáticos. Aguas no demasiado profundas (aunque también se puede hacer en mar abierto) y una lancha de la que se extiende un cable que, en su final, se remata con una plataforma lisa y aerodinámica a la que se agarra el bañista. Una vez que el barco se pone en marcha, se tensa el cable y el individuo se sumerge con los brazos extendidos como una prolongación del cable. Ojo, no hay bombona y todo es a pulmón, así que hay que salir a la superficie de vez en cuando. Tampoco hay que olvidar las gafas de bucear. Los que lo han practicado juran que es lo más parecido a sentirse como pez (nadando) en el agua. En Zakynthos, isla griega del Jónico, han sido casi pioneros, con el club Peligoni como estandarte. Más información en www.zakynthos.net.gr
13. Descenso de cañones (Huesca). Dos décadas van ya de una fiebre creciente en la sierra de Guara que atrae entusiastas del canyoing (o barranquismo) de todo el mundo. Coinciden que este paraje, con los pueblos aledaños de Alquezar y Bárcabo, no tiene parangón aunando belleza y diversión. Los ríos Vero y Alcanadre han horadado tan caprichosamente esta tierra que brindan cascadas, toboganes, estrangulamientos, pasadizos y pozas naturales soberbias. Los magníficos estrechos de Los Fornazos y de El Puntillo, así como los barrancos de Formiga, Portiacha o Chimiachas entre otros, ofrecen niveles para noveles, como expertos y/o familias con niños. Más información en www.canyoning-guara.com
14. Esquí acuático (Sri Lanka). Rebasada la contienda civil que la desangró, la vieja Ceilán se ha abierto al turismo. En Negombo, cerca de la capital Colombo, un grupo de alemanes montó Kumudu, un resort pensado para esquiadores y amantes del esquí acuático, el wake board y las figuras sobre tabla. Un precioso entorno con palmeras y aguas perfectas que aprovechan un lago que, prácticamente, muere en una playa dorada. La laguna de Bentota también se erige como otro de los enclaves para esta modalidad deportiva. La experiencia del esquí acuático puede redoblarse tras salir del agua, visitando las cercanas reservas de elefantes. Más información en www.srilanka.travel
15. Paddle surf (Cantabria). Aunque empezó a causar furor hace apenas tres años, el paddle surf o stand up surf es muy antiguo y, como el surf, proviene del Pacífico. Debe su éxito a que puede practicarse en días de pocas olas, en rías, ríos, puertos, lagos, pantanos y no requiere grandes exigencias físicas: el navegante utiliza un remo para desplazarse por el agua mientras permanece de pie en una tabla de surf. En Cantabria son numerosas las playas que lo permiten, de San Vicente de la Barquera a Somo pasando por el Sardinero. Quienes deseen probar en aguas tranquilas pueden hacerlo en Laredo, mientras que si uno domina el equilibrio, puede dirigirse a Berria, en Santoña. Más información en www.turismodecantabria.com